Heurística musical

La heurística musical nace de la necesidad imperiosa de encontrar un nexo entre dos actividades aparentemente irreductibles, aunque las dos directamente relacionadas con el quehacer musical: la creación musical, tarea de los compositores y los músicos, por un lado, y el discurso sobre la música, labor de los musicólogos y de los filósofos, por el otro.
Ambas actividades son ontológicamente diferentes puesto que, como diría Schopenhauer, en el discurso sobre lo musical impera el principio de razón; su método se basa en las concatenaciones causales y en la determinación de los efectos. Como en toda ciencia, su búsqueda primera es la verdad a la que se llega por demostración. La creación musical, por su parte, torna inoperante el principio de razón puesto que no es la verdad lo que la motiva sino la expresión personal del artista.
Estamos entonces hablando de dos formas de conocer que actúan en diferentes planos sin llegar a tocarse. Con la heurística musical, al conocimiento racional de la obra se le suma su conocimiento encarnado, lo que permite ver el trabajo desde fuera, como objeto, y al mismo tiempo desde dentro, como proceso creativo.